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¿Qué supone en esta ocasión reunir en el espacio bogotano a personas expertas y profundamente vinculadas con la cultura picotera? ¿Para qué poner a sonar un picó en medio de un edificio neoclásico en pleno centro de Bogotá?
Ante todo, es una oportunidad para reconocer la cultura picotera como una forma legítima de celebrar, resistir y habitar la vida, distinta a las expresiones que predominan en el centro del país. Comprender su dimensión comunitaria y su valor como práctica de resistencia y creatividad permite desmontar la mirada reduccionista que la ha etiquetado como ruidosa, desordenada y marginal.
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El picó no necesita escenarios de lujo: se arma en la calle, en la esquina, en un estadero o en la cuadra del barrio. La diversidad de la música que reproduce, su potencia sonora y su explosión de color se mezclan con la vida cotidiana. Es una alegría que no se guarda en lo íntimo sino que se desborda en el espacio público, transformando el territorio en un lugar de encuentro, expresión y pertenencia.
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La música que amplifica el picó no se vive en soledad: se comparte. La felicidad está en moverse juntos, en reconocerse en los mismos ritmos, en convertir la calle en escenario del goce. El picó enseña que la alegría puede ser colectiva, gratuita, espontánea y callejera. No es un acto individual ni un instante privado.​​​
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Es inevitable que se arme un parrandón alrededor de un picó, pero es importante tener presente que su existencia va más allá de la fiesta: representa la reivindicación del gusto propio, de la memoria viva de los barrios populares, de la diáspora africana, de la recursividad y la creatividad costeña. Cantar, bailar, gritar, sudar frente al picó es también afirmar con alegría una identidad que ha sido estigmatizada.
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Aquí, la felicidad se convierte en resistencia y orgullo: una práctica de dignidad que resignifica el disfrute como afirmación de existencia y como forma de construir y habitar el territorio como un acontecimiento comunitario, sonoro y corporal: estar juntos, orgullosos y vivos.
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Populardelujo
Roxana Martínez, Juan Esteban Duque, Esteban Ucrós
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